Madre del odio y padre de la demagogia, la mentira y de
ideas abstractas, siempre basadas en
falacias sin argumentos ni razón. Es el
nacionalismo es un lugar tenebroso, morada del odio y el fascismo; cuna de
extremistas sordos que sustituyeron a Dios por la bandera,
la estupidez y la locura. Esta ideología como el diablo te engaña y te seduce, con
cánticos, símbolos y tradiciones, te atrae a la oscuridad del perpetuo
enfrentamiento. Sus armas, son y serán siempre la bandera, la cultura, el idioma, en definitiva la
diferencia sacada con pinzas de las mentes trastornadas de aquellos que caen en sus garras. Te despedaza la mente, te enfrenta contra los
tuyos, hace que olvides el nombre de tus padres. ES la secta que te aleja de la
realidad y empequeñece tú mundo, hasta reducirlo a una única razón de vida,
defenderte de enemigos ficticios. Cuando llegue el momento lucharas y tomarás
las armas contra tus semejantes, derramarás sangre ajena y nombraras
enemigos a todos aquellos que no comulguen con tú credo. Son malos y perversos,
te roban y te odian. Amarás a tu terruño tanto que lo destruirías si supieses que cae en manos enemigas,
para que nadie se la lleve, tanto lo amarás que matarías a los que si lo aman de verdad,
sin apego ni condiciones, sin contrato de exclusividad. Te creerás dueño del viento que atraviesa sus
valles, del agua que cae en sus cultivos, de los árboles que dan frondosidad a
sus bosques. Que estúpido eres si crees que eres poseedor de algo. Solo estás de paso, tu cultura morirá, se olvidará tu idioma y tus
tradiciones se perderán en la noche de los tiempos, pero tú no lo verás. De nada habrá
servido llenar tú corazón de odio, de haber vivido una vida en la mentira.
Desaparecerás y nada quedará de ti ni de aquello a lo que tanto te aferraste.
Qué desperdicio de vida.
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