La ofuscación que
tiene el denominado Estado Islámico por la destrucción de todo
aquello que representa una amenaza para sus creencias religiosas
evidencia su carencia total de principios morales. No es la primera
vez que vemos esto. Toda religión radical y temerosa de perder sus
pilares arremete violentamente contra todo que deslegitima su
existencia. No hay religión que no haya hecho este tipo de
barbaries en nombre del nuevo orden y en pro de la ignorancia de la
historia que precedió su existencia. Especialmente la religión
musulmana tiene una larga tradición en este aspecto. Ya en sus
principios, y según cuenta la historia, Mahoma arrasó medina y
todos sus templos, degollando a los que no se quisieron convertir. La
religión católica tampoco se se queda atrás, destruyendo pruebas
arqueológicas en Egipto o otros lugares, rechazando o asesinando a
seguidores de antiguas religiones.
Lo que se pierde con
estos atentados, no son solo vestigios del pasado, sino la historia
misma de la humanidad. Una historia ya de por si tergiversada y
acomodada a los tiempos y a los ganadores del las guerras. Con estos
actos solo se afirma “he llegado y antes de mí no hubo nada” De
lo que no se dan cuenta estos fanáticos, es que destruyendo su
historia no legitiman su existencia, sino su falta de argumentos.
Cuando una cultura pierde su historia comienza a morir sin remedio,
dando paso a la oscuridad, como sucedió en la edad media.
Resulta muy
significativo que los espolios y destrucción se estén llevando
acabo en uno de los territorios más ricos es este tipo de
estructuras milenarias y que estos comenzasen con la invasión de
EEUU. Lo primero que se perdió fueron piezas muy importantes del
museo nacional de Bagdad. Donde los soldados se llevaron piezas muy
significativas. Estos obetos y pruebas arqueológicas que se han
perdido para siempre, podrían ser pistas que nos hablasen del
auténtico origen de la humanidad, no del que nos han contado. Cabe
recordar que Sumer o Sumedia, fue la primera y más grande
civilización conocida anterior a la egipcia, se localiza
precisamente en esta zona, entre el Eufrates y el Tigris. Allí se
encontraron las tablillas que hablaban de un origen extraterrestre de
la humanidad. Quien sabe si los vándalos destructores de reliquias
obedecen a algo más que no es precisamente Alá.
Sea como fuere, lo
cierto es que toda esta riqueza cultural se está perdiendo, en un
acto criminal incalificable contra toda la historia de la humanidad.
Están destruyendo pruebas de un pasado muy remoto, quizás de los
orígenes de nuestra civilización. Es un acto criminal extraño para
incultos y fanáticos. De cualquier manera un acto que evidencia un
miedo profundo e irracional a lo que representa el conocimiento de
la verdad de sus orígenes. Mentas vacías desprovistas de empatía y
llenas de odio, hombres sin alma dispuestos a asesinar niños por su
fe basada en mentiras y supersticiones, cuyo destino no será otro
que el olvido. Que desilusión más grade se llevarán cuando en vez
de vírgenes encuentren el silencio del bardo eterno y el olvido.
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