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lunes, 18 de noviembre de 2019

Un CDR explica muy bien cuales son sus intenciones.

Esta declaración fue efectuada por Núria Martí en TV3, la televisión del régimen fascista de Cataluña por un miembro destacado de la CUP, principales promotores de la desobediencia civil y los  sabotajes del tsunami democrático; que bueno, de democrático tiene lo que yo de comunista.  


“Nosotros en lo que no creemos en absoluto es en los derechos individuales. Nosotros creemos que solo son legítimos los derechos colectivos. Entonces que una persona no pueda entrar en una facultad o que no pueda llegar a la hora a su puesto de trabajo a nivel individual cuando miles y miles de personas se están jugando su libertad para conseguir derechos fundamentales pero también objetivos a larga duración me parecería como una visión muy egoísta. Además las cosas se consiguen luchando en las calles, es la única forma que tenemos de conseguir nuestros objetivos. Para nosotros nuestro límite no son nunca ni los derechos individuales ni la ley impuesta. Nuestro límite es la razón, porque la tenemos”.

La primera frase ya es de por si demoledora y podría estar sacada, perfectamente,  de la novela 1984, ya que es totalmente orwelana. Léanla  otra vez y despacito "no creemos en absoluto en los derechos individuales".  Así es,  refleja  lo más rancio de  la  ideología comunista, expresando  algo totalitario y liberticida, como es atentar contra los derechos individuales del ser humano. Pensemos que no estamos hablando de obligaciones ni deberes, sino de los derechos individuales, como la propiedad o el derecho a decidir sobre todo lo que atañe a nuestras vidas,; derechos, por otra parte, perfectamente compatibles con los derechos colectivos.

 Cualquiera con dos dedos de frente, sabe que los derechos individuales acaban en el momento en que estos vulneran los de otros, de la misma manera que lo hacen los derechos de un colectivo o el derecho internacional.  Para evitar que las personas, a sabiendas de esto, no se les ocurra vulneren los derechos de los demás, se inventaron las leyes. Estas, deberían  en teoría, servir precisamente para eso, para evitar que algunos, que creen que sus derechos están por encima de los demás, pararles los pies.

De la frase de esta dirigente de la  CUP, solo se puede deducir que ella,  no solo no respetarían los derechos de los demás, sino que decidiría cuales son los derechos colectivos que deberían prevalecer sobre los demás y que todos deberían respetar, fueran en contra de su pensamiento o no.

Por otra parte, estos aspirantes a Stalin, obvian algo tan trascendente y simple como que los derechos colectivos jamás deben prevalecer sobre los derechos individuales, a menos que estos dañen al colectivo, que al fin y al cabo, es dañar los derechos de mucha gente y no necesariamente, a un colectivo concreto. 

No pretenden convencer a nadie, sino imponer el pensamiento colectivista que degrada al ser humano a una pieza del sistema  que debe obedecer y sacrificarse a petición del líder; porque claro, el él y no otro, quien sabe  cual es el bien común.   

Unamuno reflejaba muy bien esta idea cuando a la pregunta de quién eres tú, respondía con Obermann: "¡Para el universo, nada; para mí, todo!".

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