Mientras los medios de desinformación se centran en la tesis de nuestro queridísimo y fraudulento
presidente, Bruselas se la mete doblada a internet con el borrador de la
nueva ley de copyright. Esta, que se suma a unas cuantas anteriores, representa
el mayor atentado a la libertad de
expresión que tiene previsto acometido Bruselas. Esta ley es guinda de un pastel que nos han servido a
pedacitos pequeños para que no nos atragantásemos con tanta represión. Después
de esto, Internet perderá el espíritu por
el que fue creada, convirtiéndose en una red de puro comercio y propaganda
institucional, en la que habrá que ir con mucho cuidado para no ser un presunto delincuente y pagar por ello multas millonarias.
Mientras seguiremos encantadísimos de habernos conocido y rascándonos
la barriga con asuntos menores, Bruselas y su parlamento, se rinde ante los
lobbies financieros y de las grandes compañías multinacionales, en este y otros
muchos asuntos, convirtiéndose en un templo de puertas giratorias,
donde los políticos caducos son enviados para servir a los intereses
financieros. Con ello se aseguran una buena jubilación a cambio de vender su
voluntad. El problema es que, en teoría, lo que venden no es suyo, ya que ellos
representan la voluntad del pueblo que les ha votado y no la suya. Y yo no creo, que la mayoría del pueblo los eligiese para destrozar Internet.
Con esta ley, la EU ha perdido la poca credibilidad que le
quedaba, aumentando más el número de euroexcépticos que se desvinculada
de este engendro político, pues solo sirve a los intereses de las grandes multinacionales
y no para arreglar ninguno de los grandes problemas que nos amenazan. En
definitiva, solo de ponen de acuerdo cuando hay que defender los intereses
bancarios y el sistema financiero. En el caso particular de España, tendríamos
que estar muy enfadados, pues, al margen de hacer leyes que nos perjudican a
todos, y especialmente a nuestra agricultura, algunos miembros de de la UE de
dedican a torpedear nuestro sistema judicial y desacreditar nuestra
constitución, con lo que se demuestra que de unión política, nada de nada.
El tráfico de influencias, así como su variante legal, las
puertas giratorias, debería ser inhabilitante para el ejercicio de la política.
Pero resulta que el parlamento europeo es un nido de estos sujetos, que la lo
convierten este supuesto lugar de representación de los pueblos de Europa, en un mercado de influencias y favores, que nada
tiene que ver con los problemas reales de la gente. Para más gloria nuestra,
por permitirlo, esta voraz e ineficaz máquina burocrática lo pagamos todos con
IVA.
Muy pocos saben que el sistema bancario europeo es un chiringuito
en manos privadas. Nuestro dinero va al parlamento europeo. Este entrega ese
dinero al BCE que, a su vez, se lo presta a los bancos privados con un interés
muy bajo. Cuando un país de la EU necesita dinero, este no puede pedirle el
dinero al BCE, sino que se lo dan los bancos privados a un interés de mercado,
que es fijado por entidades de calificación también privadas. Así es como
nuestro dinero acaba en las grandes fortunas y desaparece. No hay que ser un
lumbreras para darse cuenta de que esto se puede hacer de otra manera, y que si
no se hace es por intereses que nada tiene que ver con el ciudadano de a pie.
Pero este sistema no es solo de aquí. Les suena el FMI, la reserva federal.
Funciona exactamente igual.
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