Vivimos una época convulsa donde la verdad y la mentira
conviven como una sola cosa, donde el cinismo es un valor al alza y donde la honestidad
es un olvidado concepto del pasado. La clase política española, como todas las
demás, no es una excepción a esta tendencia, al contrario, es el más fragante
ejemplo de ello. Pedro Sánchez es un engendro
político creado con ingeniería social dentro de esta podredumbre moral que nos
envuelve. Los barones del Partido Socialista lo crearon con la única intención
de que sus votantes olvidar al nefasto
ZP, su ruina y sus ocurrencias, pero nunca imaginaron que su monstruito iba a crecer
y someterlos. Cuando los barones se
dieron cuenta de su error fue demasiado tarde. Pensaron que habían acabado con
él, pero la bestia se revolvió y los devoró a todos, como devoró después a Mariano.
El aprendiz se volvió maestro cuando aprovechó la debilidad de su adversario y
usurpó el poder sin ser votado. Así es como un tipo, que en toda su vida
política solo ha demostrado fracasos, falta de moral y cinismo, se hizo con el
poder de un país azotado por una clase política infame y lleno se sabelotodo,
que en realidad solo saben poner la mano
a fin de mes y cobrar su pensión vitalicia.
Durante los primeros 100 días de gobierno, este este engendro creado por ZP, ha demostrado su afán por aferrarse al poder a cualquier precio, pactando con
el fascista y racista declarado Torrá. También cediendo todas las extravagancias económicas
de los populistas y demagogos podemitas y haciendo malabares con los pro-etarras.
Durante este tiempo ha quedado demostrada también su incapacidad para gestionar
un numeroso séquito de ministros inexpertos y estúpidos, que van como pollo sin
cabeza moviéndose por los ministerios sin saber qué demonios están haciendo;
eso sí, cobrando muy buenos sueldos todo ellos. Al mismo tiempo hemos visto lo
que se le da mejor, gobernar por decreto ley. Algo que criticaba del PP no hace demasiado tiempo.
También a decir una cosa y hacer lo contrario. Por supuesto, como bien maestro
de ZP, a tirar globos sonda y recular después o desmentir a sus ministros. Así
mismo, como todo buen sátrapa, lo primero que ha hecho es intervenir los medios
de comunicación y colocar a sus acólitos en puestos públicos, incluyendo a su
mujer.
Existe una patología psicopática
que no muestra síntomas claros de su existencia y que en raros casos es
detectada. Si hiciésemos una resonancia magnética a este tipo de personas veríamos que si cerebro funciona diferente al
resto. En realidad funcionan como psicópatas, ya que carecen de empatía. Este
tipo de personas gozan, en cambio, de
una serie de dones como el carisma, la facilidad
de palabra y una especial habilidad para mentir. Así mismo, se creen sus
propias mentiras hasta no distinguirlas de la realidad, por lo que tiene gran
capacidad de convencer a otros de sus ideas. Su falta de empatía, les permite
tomar decisiones dolorosas para otros, porque no pueden ponerse en su lugar ni
intuir las consecuencias. En el fondo les importa poco o nada el sufrimiento de
los demás porque no tiene capacidad para sentirlo. Solo si se ven afectados
personalmente reaccionan y pueden cambiar de parecer. Este tipo de personas son
muy valoradas en grandes multinacionales
por razones obvias. El problema es cuando llegan a la política, entonces su problema
se convierte en el sufrimiento de muchos. El perfil psicológico de Pedro
Sánchez, entraría perfectamente dentro de la sicopatología de este tipo de
personas. Por desgracia, no es el único, de hecho estamos rodeados de ellos en
todos los partidos políticos debido a las habilidades que poseen. Para evitar
que gente así llegue a puestos de poder, lo primero que debería hacerse es que
pasasen unas pruebas que descartasen la enfermedad, sino, las consecuencias
están a la vista.
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