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jueves, 13 de septiembre de 2018

El actor Pedro


Cada día estoy más convencido de que Pedro Sánchez es un actor interpretando el papel de su vida. Pero como toda película que tiene un principio también tiene un final, y en este caso, muy  trágico para el protagonista. Después de destaparse que la formación de alguna de sus ministras era un fraude, le toca a él tener que dar explicaciones, y no creo que las tenga, ya que su caso es claro y su doctorado es más falso que el dinero del monopoly.  Ya no podrá seguir  haciendo malabares con los nacionalistas y populistas, comprando su estancia en la Moncloa bajándose los pantalones y poniendo el culito en pompa para que los separatistas se lo dejen bien abierto. Después de esto tendrá que irse a que lo mantenga su mujer, y no creo que ninguna empresa esté dispuesta a contratar a un mal actor, que además es un mentiroso.  Puede que para él no se abran las puertas giratorias.
Su antecesor ZP, como se recuerda, no solo por su nombre, sino por ser uno de los más nefastos presidentes que ha tenido la democracia española, dejó muy alto el listón de la mediocridad. Pero Pedro lo ha superado con creces, y en poco más de 100 días, ha fulminado todos los sus records, incluyendo el del cinismo y la mentira.
Algunos medios de manipulación, ya han empezado a minimizar el este gravísimo fraude a los ciudadanos y a las instituciones universitarias, diciendo que muchos políticos cometieron fraude y plagio en sus trabajos de fin de carrera y no dimitieron. Mal de muchos, consuelo de tontos. Se trata de un artículo muy mal intencionado, para que digiramos de no es tan malo ser un mentiroso y un lerdo integral.   
Como he dicho muchas veces, para que una democracia sea posible, tendríamos que aceptar que no todos valemos para ser políticos ni estamos preparados para poder votar. Para hacer cualquiera de estas dos cosas necesitaríamos pasar un test psicológico y un examen que acreditase que sabemos lo que estamos haciendo.  
Pero está clara una cosa, el productor de esta película, así como los guionistas, permanecerán en la sombra, viendo como este mal actor cae y preparando al siguiente. Mientras el dinero de los trabajadores fluya a sus bolsillos, no importará demasiado quien es el actor ni el título de la película.

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