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miércoles, 12 de septiembre de 2018

Cuando Borrell se bajó los pantalones.


Resultado de imagen de josep borrellEl actual ministro de exteriores Josep Borrell, al afirmar en la BBC que los políticos presos deberían estar en libertad y que Cataluña es una nación, se ha creado un problema de coherencia política de muy difícil justificación.

Borrell ya arrastraba una notable fama de hombre voluble, pero esto es más  de lo que se puede tolerar. Me gustaría pensar que lo que dijo fuese un dictado de instancias superiores. Pero aunque esto fuese así, podría haber sido coherente y mantenerse firme, más después de su emotivo discurso después del 1-O en Barcelona. Con sus declaraciones  ha destrozado la confianza que muchos habíamos depositado en él como representante del pueblo oprimido, no nacionalista, de Cataluña.

Esta bajada de pantalones pone en evidencia, como mínimo, su falta de principios, dando sentido a aquella famosa frase que decía  dice: 

“Estos son mis principios, pero si no te gustan tengo otros.”   
No es la primera vez que derrapa de esta forma. A lo largo de su dilatada carrera política, siempre empezó con buen pie para luego tropezar y eclipsar todos sus aciertos. A estas alturas, pienso que debería abandonar  la política antes de que acabe con el poco prestigio que le queda. Es más, este giro  puede ser un síntoma de alguna enfermedad senil degenerativa que agudiza tu tendencia a fastidiarlo todo. No es normal pasar de ser un gran defensor de la unidad de España, ha convertirse en un férreo defensor de las tesis de los separatistas golpistas, no es normal. Son cosas antagónicas e incompatibles que reflejan una algún tipo de trastorno bipolar. También da  pie a pensar lo que muchos pensaban de él y pocos creíamos, que era un submarino independentista disfrazado de defensor de los derechos constitucionales, un agente doble infiltrado dirigido por el ANC.
Este buen hombre, dada su dilatada experiencia política, debería saber que con sus declaraciones desprecia a más de la mitad de los catalanas que no piensan como él, pone en tela de juicio el sistema jurisdiccional español ante los medios de comunicación extranjeros, da alas a los separatistas y cuestiona la separación de poderes en nuestra mejorable democracia. Lo más sorprendente es que estamos hablando de todo  ministro de exteriores, que debería ser el primero en dar prestigio internacional a nuestro sistema democrático. Esto agrava, todavía más, sus declaraciones, dando más razones para que se vaya inmediatamente.

En cualquier otro país, hacer estas declaraciones, sería motivo suficiente para una destitución fulminante. Si no es así, es porque recibe órdenes, que que debiera tener como consecuencia la dimisión inmediata de quien le ordenó hacer estas manifestaciones, es decir, el usurpador Pedro Sánchez, capaz de los que sea para mantenerse en el sillón.


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